Alix Strauss / The New York Times
Algunas parejas han concluido (para bien o para mal) que no existe mejor forma para celebrar el amor eterno y el compromiso duradero que exhibirlos en el dedo anular con un tatuaje.
“Una vez que te lo haces, no hay vuelta para atrás”, dijo Christopher Forsley, quien se casó en julio con Sarah Patterson en Santa Monica, California. Para Forsley, de 30 años, un escritor de cómics, y Patterson, de 28, repostera, los factores que motivaron su decisión de tatuarse, se resumen en el costo, el minimalismo y la oportunidad; ah, y el hecho de que el hermano de él es tatuador.
“Ambos estamos en bancarrota y no somos materialistas”, dijo Forsley. “Nos gustó la idea de que no fuera un objeto, sino, más bien, algo que iba a ser parte de nosotros”.
La novia añadió: “Encaja con quienes somos”.
Mike Martin, el dueño de Flesh Skin Grafix Tattoo en Imperial Beach, California, dijo: “A lo mejor veo a una pareja por semana, que es mucho si consideras que hace cinco años casi nadie los pedía”.
Dada la permanencia de los tatuajes, en general, los anillos de tinta son para los recién casados y no para los que solo están comprometidos. Sorprender a la prometida con una cita inesperada en el estudio de tatuajes, quizá hincado en una rodilla, puede no resultar como se quiere.
“Una propuesta no necesariamente es para siempre y es posible que no haya boda”, comentó Martin, quien también es el presidente de la Alianza de Tatuadores Profesionales. Dijo que nunca lo han llamado para hacer anillos de compromiso. Como la tinta misma, añadió, “Una vez que haces el nudo, es muchísimo más permanente”.
Hay un conjunto de diseños de anillos de boda tatuados. Entre los más populares, están la fecha de la boda, el nombre del cónyuge o las iniciales en el dedo. Algunos diseños son sencillos: una línea monocromática garabateada o un símbolo del infinito alrededor del dedo. Algunos prefieren palabras: “siempre”, “para siempre” o “juntos”.
Es frecuente que quienes optan por los anillos de tinta busquen un tipo diferente de experiencia en la boda que sea acorde a ellos.
“Nunca quise una boda tradicional”, comentó Molly Serena Dorsman, de 29 años, una maestra de música en Nueva Jersey, quien se casó con Dzermin Mesic, de 32, un chef, en el 2012.
Ella sostiene que es frecuente que quienes prefieren el tradicional anillo de oro se divorcien. “Nosotros queremos estar casados para siempre”, dijo, “y esto consolida esta apuesta”.
Símbolos
Además de “incrementar la sensación de permanencia de la fe de una pareja”, dijo Myrna L. Armstrong, una profesora retirada del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica de Texas, un tatuaje de anillo representa una “decisión distintiva de que esto se haga, y la percepción de que nadie más tendrá algo parecido a lo de ellos. Estos símbolos son muy atractivos para las parejas”. “Los tatuajes hacen que la gente se sienta bien, especial y única”, y son particularmente atractivos para los milennials, comentó Armstrong, quien ha estudiado los tatuajes durante 25 años. “Se han convertido en medios cada vez más frecuentes de transmitirse un mensaje a sí mismos y a otros”.
Anthony Botiglione, de 43 años, quien se casará con Jennifer Fiorenza, de 35, una publicista, el 28 de febrero en Baiting Hollow, Nueva York, dijo: “No te lo puedes quitar, no lo puedes perder, no lo puedes poner en el bolsillo, lo que hacen algunos hombres para mostrarle al mundo que no son casados”.
“No quiero ser esa clase de tipo”, dijo Botiglione. “Quiero ver mi mano y saber que este enorme compromiso que he hecho es para siempre”. Las argollas de matrimonio de oro cuestan entre 300 y 700 dólares cada una, según un representante de la asociación de joyeros de Estados Unidos. Martin dijo que lo común es que en su estudio se cobren unos 60 dólares por un diseño sencillo que presente la pareja. Si él lo crea, con diversos colores o es técnico, podrían ser 100 dólares o más.
El último precio es lo que el hermano de Forsley dijo que les habría cobrado por anillo a otros clientes. Sin embargo, para Forsley, el hecho de que los anillos fueran gratuitos no era tan importante como que su hermano diseñara y les hiciera los tatuajes. “Fue muchísimo mejor que ir a una joyería y que una vendedora te convenciera de algo”.
Dorsman y Mesic recuerdan haberle pagado unos 50 dólares por cada uno al amigo personal que les tatuó el anillo de bodas. Eso no significa que él no le hubiera dado primero uno de compromiso.
“Mi esposo sí me dio un anillo de compromiso”, dijo. “Fue uno de plástico, de 7 Eleven (cadena de supermercados de los Estados Unidos). Yo era bastante remisa a los anillos”.
Los tatuajes pueden costar menos que la joyería tradicional, pero ello no significa que sean rentables, ni de larga duración. Los anillos de tinta sí se despintan con el tiempo. La piel en las manos se desprende más rápidamente por el uso constante y es la que tiene más exposición al sol. Para compensar eso, los tatuadores deben inyectar la tinta a mayor profundidad de los acostumbrados dos niveles de la dermis.
Recientemente, estaban ocupados casi todos los lugares en el estudio Kings Avenue Tattoo en Manhattan, porque Devin Ikram, de 32 años, y su esposa Kayla, de 31, estaban sentados en los acolchados sillones negros, mientras Zac Scheinbaum arreglaba el tatuaje de triángulo que le había hecho al dedo anular de Devin cuatro meses antes, cuando se casó la pareja.
Ikram, un diseñador gráfico, había creado los triángulos tras pasar dos semanas investigando simbolismos, alquimia y formas elementales.
“Estos representan una dicotomía de opuestos polares, que encajan juntos”, explicó mientras volvía a tatuar el dedo de Scheinbaum, un proceso que solo se llevó minutos. “El triángulo que apunta hacia arriba es masculino. Uno que apunta hacia abajo es femenino”, agregó.
Si un matrimonio no funciona, uno no puede simplemente quitarse el anillo tatuado. Entre quienes es posible que ahora quisieran no haberse tatuado está Rosie O’Donnnell, quien tiene una M, la inicial de su segunda esposa _ tatuada en el dedo anular; así como, Pamela Anderson, quien hizo que le quitaran el nombre Tommy tatuado como anillo.
“En los dos últimos años, nos ha llegado aproximadamente un paciente por mes que pide que se le quite el tatuaje”, comentó el doctor Roy G. Geronemus, el director del centro Laser and Skin Surgery en Nueva York. “Antes de eso, no los había visto nunca”.
Geronemus dijo que las mujeres están más inclinadas a presentarse en su sala de espera, ansiosas de la supresión.
“Llegan más mujeres, algunas enojadas, otras transmiten preocupación, algunas remordimiento”, dijo. “Ahora, el tatuaje es un recordatorio constante de una relación fallida. Las mujeres quieren quitárselo y que sea rápido, para que puedan avanzar psicológicamente”.
Eso es muy caro. El tatuaje pudo haber costado 50 a 150 dólares, y llevarse poco tiempo hacerlo, pero desaparecerlo, dijo Geronemus, podría llevarse cuatro a cinco citas en el consultorio, lo que cuesta 400 dólares cada uno.